Las ciudades del hemisferio norte se están preparando para los próximos meses de verano, que se espera que sean más cálidos y secos que el promedio. El Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo advierte que las temperaturas aumentarán por encima de lo normal en el centro y el sur de Europa este verano. De manera similar, el pronóstico para los Estados Unidos predice un clima más cálido y precipitaciones por debajo del promedio que probablemente provoquen una megasequía. Esto representa una amenaza para los ciudadanos, especialmente en las ciudades más grandes, donde el asfalto absorbente de calor y el calor residual generado por el uso de energía crean un efecto de “isla de calor”. Se traduce en temperaturas hasta 10 °F (5,6 °C) más cálidas en las ciudades en comparación con las áreas naturales circundantes.
En todo el mundo, las ciudades están implementando medidas para reducir o mitigar los efectos del aumento de las temperaturas. Para proteger a los colectivos de ciudadanos más vulnerables, el Ayuntamiento de Barcelona ha decidido crear una red de refugios climáticos. Son espacios especialmente acondicionados y mantenidos a 26 grados centígrados con buena accesibilidad, áreas de descanso y agua para aliviar la sensación de calor. Se adaptan espacios en toda la ciudad para que sirvan como refugios, y las escuelas locales son uno de los principales recursos utilizados en el programa. También se potencian los parques y jardines al aire libre con alta presencia de vegetación urbana y fuentes de agua. Todos los espacios se activan durante la etapa preventiva por olas de calor, del 15 de junio al 15 de septiembre.
La mayoría de los edificios incluidos en el programa ya estaban aptos para ofrecer alivio a los ciudadanos y la ciudad solo tenía que designarlos como tales. Se reacondicionan ubicaciones adicionales para cumplir con los requisitos con la ayuda financiera de Urban Innovation Action (UIA), un programa de la Comisión Europea como parte del proyecto 'Adaptación de las escuelas al cambio climático a través del verde, azul y gris'. El número de refugios climáticos en Barcelona asciende ya a 163, repartidos por todos los distritos de la ciudad, lo que asegura que cerca del 90% de la población tiene refugio a menos de 10 minutos de casa a pie.
La ciudad de París está impulsando un proyecto similar, el proyecto Paris OASIS, aprobado en la misma reunión de la UIA. También se enfoca en la adaptación al cambio climático a través de iniciativas escolares. En 2018-2019 también implementó un proyecto para crear una aplicación móvil que monitorea las temperaturas y el confort térmico en todas las áreas de la ciudad. La Extrema App ayuda a los usuarios a encontrar el espacio de refrigeración más cercano, el punto de agua potable gratuito o planificar la mejor ruta para evitar molestias. Utilizando datos satelitales en tiempo real y datos específicos de la ciudad y del modelo, estima la temperatura, la humedad y el índice de incomodidad para cada kilómetro cuadrado de la ciudad. Informa a las autoridades sobre las áreas donde se esperan víctimas. Desarrollado por primera vez en Atenas, el servicio ha sido adoptado por París, Róterdam, Milán y Mallorca y se está ampliando a otras ciudades.
Otras iniciativas de la ciudad se esfuerzan por proteger a sus ciudadanos ampliando la infraestructura verde y mejorando el acceso a parques y jardines urbanos. Esto es especialmente relevante en los vecindarios de bajos ingresos, que se sabe que tienen menos parques y espacios verdes más pequeños, un fenómeno conocido como la "brecha de equidad de los parques". La ciudad de Dallas, Texas, está utilizando datos de salud, ambientales y socioeconómicos para determinar dónde se beneficiaría más la plantación de árboles.
La ciudad fuertemente industrializada de Stuttgart convirtió su desafiante topografía en una ventaja. Situado en una cuenca del valle donde el calor y el smog pueden acumularse rápidamente, los planificadores de la ciudad han encontrado una solución para mover el aire a través de la ciudad mediante el uso de corredores verdes de ventilación. Desde la década de 1930, las medidas de zonificación mantuvieron los caminos abiertos para permitir que los patrones naturales del viento fluyan a través del valle, trayendo aire frío a la ciudad y bajando las temperaturas y la contaminación del aire. Una medida similar fue anunciada por Beijing, que planea implementar una versión adaptada a su geografía.
Otra medida con resultados comprobados es simplemente pintar los techos de blanco. La iniciativa CoolRoofs en la ciudad de Nueva York implementa un revestimiento reflectante solar para reducir la temperatura ambiente local. Otras iniciativas, como Smart Surfaces Coalition, ofrecen herramientas personalizadas para ayudar a las ciudades a tomar decisiones rentables con respecto a los materiales utilizados en techos y pavimentos y ayudar a las comunidades locales a estar mejor preparadas para los próximos desafíos que plantea el aumento de las temperaturas globales.
Noticia vía Fast Company.
